La ley de contrato de seguros aprobada por el Congreso de la República y que espera ser promulgada por el Presidente, a pesar de los intentos de que sea observada -porque es ‘perfectible’ (¿qué no lo es?)-, resultará en el incremento de la penetración de los seguros en el Perú. Por eso, la han patrocinado la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Una modificación incomoda es que la norma elimina un abuso que existe actualmente en el sistema, por el que las aseguradoras cobran primas por periodos en los que no dan cobertura. Si un asegurado se atrasa en el pago de una cuota se le suspende automáticamente la cobertura y se le repone cuando paga, pero se le siguen cobrando los días en que sus pérdidas no hubieran estado cubiertas. Aunque esto continuará, para poder hacerlo, ahora las aseguradoras tendrán que dar aviso escrito y respetar un plazo de 30 días.
Otro cambio es que al haberse adecuado a las legislaciones más avanzadas (España Francia y Alemania) esta ley quita la enorme discrecionalidad con que las aseguradoras manejan los siniestros. Las reglas establecidas en la nueva norma, son aplicadas ahora en el mercado, pero no podrán seguir haciéndose, selectivamente (a los grandes sí, pero a los chicos no), sino que será obligatorio para todos los casos. Sus amenazas de incrementar las primas tendrán que ser justificadas ante la SBS.
Una afirmación que solo muestra desconocimiento del mercado asegurador es que la nueva ley incrementará la judicialización de los casos. A los aseguradores no les gustan los pleitos y hacen lo posible por evitarlos. Lo que ocurrirá es que en los litigios ya no las tendrán todas consigo, porque la norma ha establecido límites y, por ejemplo, ahora no todos los contratos tendrán cláusula arbitral, un mercado en el que las aseguradoras tienen mucha influencia y manejo.
El gran problema del negocio de los seguros en el Perú, y con el que he convivido pasivamente durante años, es el trato diferenciado a las grandes de los pequeños, de los que tienen con qué negociar y los que son sólo un número descartables para las compañías aseguradoras. No se debe olvidar que es porque hay pérdidas, por lo que el negocio de los seguros existe.
Fuente: Diario Gestión, Jueves 8 de noviembre del 2012